Al determinar si un individuo o una empresa es responsable de los daños causados por su producto, los tribunales utilizan dos teorías de responsabilidad diferentes. El primero implica negligencia, lo que significa que la parte perjudicada debe demostrar que el individuo o la empresa fue negligente al diseñar y crear un producto seguro, y que la negligencia causó la lesión. Una de las formas más comunes de negligencia en materia de responsabilidad por productos defectuosos es no advertir al cliente sobre una condición peligrosa. 

La otra teoría es la responsabilidad del producto, que se centra en el producto real en lugar de en la acción del fabricante o vendedor. Los casos de diseño defectuoso caen bajo esta teoría de responsabilidad del producto, y el estándar para demostrarlo es el estándar de responsabilidad estricta, lo que significa que la parte perjudicada debe demostrar que el producto tenía un defecto que causó una condición irrazonablemente peligrosa.  

La ley de Florida establece que la prueba para determinar si un diseño es irrazonablemente peligroso es la prueba de las expectativas del consumidor. Según la prueba de expectativas del consumidor, el producto se considera irrazonablemente peligroso si no funciona como un consumidor razonable esperaría al usarlo según lo previsto o de una manera razonablemente previsible. Para que el consumidor gane un caso bajo responsabilidad estricta, se debe demostrar que el defecto de diseño estaba presente en el producto en el momento en que se vendió o compró, y que el defecto causó el daño. Los defectos de diseño normalmente son algo incorrecto en el producto debido a su diseño inherente que lo hace inseguro para el uso previsto.